Al producir queso, resulta crucial mantener la integridad del producto y evitar el desperdicio.

Si bien es una meta alcanzable, exige un trato cuidadoso de las cuajadas y el suero, una operación donde pueden obtenerse ahorros genuinos si se instala la bomba óptima. En esta situación, es vital:

• Reducir la cantidad de finos
• Conservar el contenido de grasa de la cuajada de queso.

Para no transferirla al suero Por la naturaleza misma de su funcionamiento, ciertos tipos de bomba (como las de lóbulos rotativos) descomponen la cuajada en productos finos que atraviesan los filtros de suero en las mesas de escurrimiento.

La generación de finos en el queso mantiene una relación directa con las pérdidas de producción, lo que implica que las plantas producen menos queso a partir de la misma cantidad de leche. El resultado es que, después de cada ciclo, estos finos deben reprocesarse para usarlos como producto de segunda categoría.

Los clientes que transfieren cuajada de queso necesitan una bomba que genere un volumen desplazado de manera constante y delicada. Dicha bomba logrará un mayor rendimiento de queso gracias a la reducción en el contenido de finos.